Una breve historia de la iglesia Anglicana de San Pablo.
Poco después de celebrar su primer servicio en 1889, los miembros de la nueva parroquia de St. Paul construyeron una pequeña iglesia en el lado este de Hornby Street entre Davie Street y Drake Street. En 1898, trasladaron este edificio a la esquina de Jervis Street y Pendrell Street, 1 km más cerca de donde vivía la mayoría de ellos. A medida que aumentaba su número, construyeron una iglesia más grande en 1905 con una rectoría al lado y, en la parte trasera de la rectoría, un salón parroquial.
En 1929 se trasladó la rectoría y se amplió el salón parroquial, y en 1959 se reconstruyó la parte antigua del salón parroquial, estableciendo la disposición actual de iglesia y salón parroquial. La apariencia externa de la iglesia sigue siendo muy parecida a la de 1905, excepto por la adición de una rampa para sillas de ruedas, construida en 2002.
El interior de la iglesia ha cambiado de manera más notoria: las vidrieras han reemplazado a las ventanas originales emplomadas y se han eliminado algunos bancos. El espacio creado en el crucero medio ahora permite el uso de un altar de la nave, y en el crucero norte para la inclusión de una capilla de nuestra Señora. En un momento dado, la parroquia decidió comprar a la Ciudad de Vancouver, los dos lotes en los que se encuentran la iglesia y el salón parroquial, además del lote y medio adyacente a la iglesia en Pendrell Street.
Estos albergaron antes las casas -utilizadas para alojar al clero y otros-hasta 1973, momento en el que se convirtieron en un edificio de departamentos de gran altura para personas mayores, conocido como The Pendrellis.
Hoy en día, la propiedad parroquial incluye los tres edificios: la iglesia, el salón parroquial y The Pendrellis. Durante los primeros cien años de vida parroquial, San Paul’s siguió el patrón litúrgico dominical habitual de una Eucaristía temprano por la mañana, una oración de la mañana cantada más tarde (reemplazada una vez al mes por una Eucaristía coral) y una oración vespertina cantada por la tarde. Servicios festivos se ofrecían en Semana Santa y Navidad, dichas Eucaristías también se celebraban los días de la semana durante el transcurso del año, especialmente en días festivos como la Ascensión. El Libro de Oración Común se utilizó en todo momento.
Durante la década de 1980, este patrón comenzó a cambiar, reflejando cambios similares ocurridos en toda la Iglesia Anglicana de Canadá. Más notablemente, la Eucaristía tomó el lugar de la oración de la mañana como la liturgia comunitaria principal, y el idioma inglés contemporáneo (como se encuentra en el Libro de Servicios Alternativos) tomó el lugar del inglés del siglo XVII del Libro de Oración Común.
Junto a estos cambios, la barrera entre laicos y clero se hizo menos evidente, por ejemplo, permitiéndose una mayor participación de los laicos en el púlpito y el altar, y la adopción de un enfoque más relajado del atuendo y la conducta de la congregación. Mientras tanto, la parroquia estaba rompiendo la barrera de género. Como el sufragio civil se extendió parcialmente a las mujeres a principios del siglo XX, también comenzó la participación gradual y extendida de las mujeres en los procesos de toma de decisiones de la iglesia.
En la década de 1930, las mujeres comenzaron a asumir roles litúrgicos, culminando en la década de 1970 con la ordenación de mujeres sacerdotes. En la década de 1980, St. Paul’s vio su primera Eucaristía celebrada por una mujer sacerdote. Estos cambios en la liturgia se produjeron en parte como respuesta a los cambios de actitud hacia la religión y lo que representaba la iglesia, tanto en los que continuaron como feligreses como en los que observaban desde el exterior.
Para St. Paul’s en particular, también había una nueva población a la cual dirigirse. Además de familias de clase media razonablemente prósperas, el West End se convirtió en el hogar de familias monoparentales, parejas no casadas viviendo juntas, así como gays y lesbianas.
En la década de 1980, la necesidad más obvia y urgente, ocasionada entre otros factores por el auge de la crisis del sida, hizo que St Paul's volviera a examinar su posición con respecto a los miembros de la comunidad LGBTQ.
Ante la crisis del VIH/Sida, St Paul's desarrolló un ministerio pastoral fuerte y comprensivo hacia las personas afectadas por el síndrome, y como consecuencia, la parroquia ganó una reputación muy favorable en la comunidad LGBTQ. A partir de ahí, St Paul's tomó la iniciativa de promover la inclusión total de gays y lesbianas en la vida de la iglesia, haciendo campaña por la bendición de las relaciones establecidas entre personas del mismo sexo. Los gays y lesbianas, que conformaban ya muchos feligreses, vieron esto como una prueba real para su inclusión.
En consecuencia, en 1998 la parroquia solicitó formalmente el permiso del obispo diocesano para realizar tales bendiciones. St Paul's comenzó la campaña para la inclusión buscando el apoyo de otras parroquias en el sínodo diocesano anual, lo cual se obtuvo cuando una escasa mayoría votó a favor de la iniciativa. Dadas las circunstancias, el obispo se condujo con cuidado, pero a medida que el apoyo iba creciendo año tras año, finalmente otorgó el permiso solicitado en 2002. Esto tuvo consecuencias significativas no sólo para St Paul’s y la Iglesia Anglicana de Canadá, sino también para toda la Comunión Anglicana mundial.
En la década de 1990, St Paul's lanzó otras dos iniciativas muy importantes: (1) el programa Advocacy Office (Oficina de Defensa Social) que fue diseñado para brindar apoyo a las personas que necesitan ayuda para manejar problemas asociados con alojamiento y los beneficios gubernamentales y similares, y (2) el programa Labyrinth (Laberinto), que revivió un método antiguo de oración y meditación. Si bien ambos programas estaban destinados al uso de los feligreses, fueron utilizados en gran medida por la comunidad en general, como sigue siendo el caso en la actualidad. Este nuevo desarrollo en el ministerio marcó cambios sustanciales en la naturaleza de la actividad parroquial, lo que le permitió servir mejor a las personas que viven y trabajan en la comunidad.
Se puede encontrar un relato más completo de la historia de St. Paul´s en la publicación “Peace be to the whole community: The story of St Paul’s Anglican Church in the West End of Vancouver”, escrita por Leslie Buck, feligrés de nuestra iglesia desde hace ya varios años.